About

Joseba Eskubi

POÉTICA ANIQUILATORIA

 

 

Joseba Eskubi trabaja en la construcción de un espacio escénico, o mejor, de los espacios escénicos, distintos y separados, que son cada uno de sus cuadros. Espacios separados y delimitados en los que la masa de pintura es extendida, girada, amontonada, aplastada hasta constituirse en atmósfera, en tierra, lugar,  en delante y detrás y en masa-figura. No existe, en este trabajo una imagen separable de esa masa orgánica de la pintura, que hace del cuadro un cuerpo.

 

En la sucesión de lugares de la pintura de Joseba, hubo un día edificios. Edificios o estructuras-edificio, nacidos del entrelazado de líneas y de la delimitación de planos de color, a la vez rígidos y orgánicos. Edificios en mitad de lugares vacíos en los que el viento no soplaba y desde los que, los edificios, parecían mirarnos. También un día quedo fijada, en la pintura de Joseba Eskubi, la línea de tierra. Línea de un horizonte incierto, separando vertical y horizontal. Cielo y tierra que no son sino el vientre de su taller desplegado en cielo y tierra. Ha habido también, en mitad de muchos cuadros, manchas como piedras inmóviles en mitad de un sueño.

 

Ahora la pintura se densifica en lo que parecen bolsas tensas y sanguíneas, vísceras, muñones, excrementos. Figuras dirigidas a nuestros sentidos. Alrededor aire, suelo, fondo. Encarnaciones gustativas, olfativas y táctiles, referidas a su vez a la futura de ausencia de toda posibilidad de sentir. Carne muerta y alimento, como en la historia de la pintura.  Es la puesta en escena del encuentro de dos actores antagónicos, plenamente revelados al fundirse en una sola visión. Teatro de la aniquilación de contrarios que es el espacio escénico del barroco, de lo barroco. Zonas de alta densidad en el paisaje de una mesa de disección. Mesa en la que se extienden las figuras de otra aniquilación: la de la suave manipulación de la pintura fundida con la violencia del miedo. Miedo vital e indefinible que atraviesa la obra de Eskubi. Miedo fundador. Miedo desde siempre, pero cada vez con una identidad nueva.

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Una modulación sabiamente controlada de las degradaciones de color y de las sombras proyectadas. Un conocimiento sobre la organización de los volúmenes y cuerpos, necesaria para pintar un espacio tridimensional. “Oficio”. Todos los resortes necesarios para que la cuestión sea cuestión de escenografía. Ofrecer, a nuestra mirada, la pintura en un lugar que permita nombrarla. Llamarla víscera, horizonte, cuerpo, enigma. Nombrarla sin dejar de sentir su sustancia, su densidad, su textura.

 

Sugerencia de colores sanguíneos, de rosáceos capilares y de violáceos de carne mórbida. Aquí o allí, las raras interferencias de colores vivos o la ausencia de color, desagradan, rechinan. Otras veces, vagos reflejos ocres sugieren la descomposición de un cuerpo que se extiende en el aire. El color, su poder de evocación en la pintura de Joseba Eskubi, completa la visión sugerida por las líneas de contorno de los objetos. Configura en nuestro cerebro la representación de lo mirado. Eskubi induce con el color, información que por evocación, nos lleva mas allá del contenido visible, en el terreno de la vagamente sugerido.

 

Frente a un hipotético vacío de la figura, bajo las masas de color extendidas, descubrimos en otros trabajos, fotografías de obras de pintores que nos han precedido, siglos atrás enterradas parcialmente. Figuras, imágenes de figuras cubiertas u ocultadas, aplastadas por avalanchas de masas cromáticas. Como si el óleo y el bastidor no bastaran para inscribirse dentro de la Historia de la Pintura, la misma que contiene a Halls y a Mondrian. Como infectando la extremidad del cuerpo de La Pintura que es una tarjeta postal con pintura fresca. Materia que es a su vez la que hace de la imagen un cuerpo y como cuerpo, algo susceptible de ser infectado. En otras obras, raras, en las que se produce efectivamente ese vacío de figura, este encuentra sobre el soporte, la forma de un entresijo de escombros, líneas, planos de color superpuestos, deshilachados. Como si el viento hubiera soplado, esta vez demasiado fuerte y nos dejara frente a los restos de un silo derrumbado y en el que, desolado, faltara alguien.

 

Podemos por último preguntarnos cuando, en que momento, la acción representada ha tenido lugar. Porque el escenario que esta ante nosotros se nos antoja deshabitado y nos envía hacia nuestra propia ansiedad. Si lo que estamos mirando son restos, es porque forzosamente hemos llegado después de que lo que sucede, haya sucedido. Es decir en un futuro. Futuro desollado, desencarnado. Relación otra vez, con lugares privilegiados del barroco mas allá de las vanidades, lugares que eran la ruina y también la biblioteca. Lugares que situados en el presente, contienen cada uno por igual su parte de memoria y su parte de futuro fundidos, confundidos.  Es decir, que el sueño de esa imagen que se nos da, se nos da como un sueño premonitorio y porque es premonitorio, el miedo fundamental, del que hablaba antes vuelve a tomar sólidamente el timón, hasta ser evacuado, extendido, diluido, en la superficie pintada. Una vez tras otra.

 

 

Juan Mendizabal

 

 

Movimiento quieto. La pintura de Joseba Eskubi 

JON MARTIN

 

 

Introdución

Joseba Eskubi (Bilbao, 1967) trabaja de manera explosiva, incluso urgente. No importa el soporte ni el momento; sus trabajos no dejan de acumularse de manera incansable, proceso que ahora somos capaces de seguir casi en directo, gracias a la fotografía digital y la actualización constante de sus páginas web.

Licenciado en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del País Vasco en el año 1991, pronto ingresó como profesor en el departamento de Pintura, donde continua a día de hoy. La visita a cualquiera de las aulas donde imparte clase es una muestra clarificadora respecto al compromiso y coherencia entre su actividad artística y docente. Un esfuerzo que empieza a dar sus frutos durante los últimos años, cuando sus exposiciones se han multiplicado en distintos países de Europa como Dinamarca, Alemania, Holanda o en los Estados Unidos, hasta el punto de ser más numerosas que las que realiza en la península ibérica.

Si bien se da principalmente en óleo sobre lienzo, su trabajo abarca diversos materiales, técnicas y soportes. Ya sea usando pintura acrílica, manipulando pequeños objetos o mediante el collage, y sobre soportes como papeles, tablas, catálogos impresos de arte o en la pantalla digital de una tableta gráfica, construye siempre desde la pintura. Encontramos así una conexión natural en su obra, que nos ayuda a apreciarla como un conjunto lleno de contrastes.

 

  1. Insistencia

El estudio se suele encontrar saturado de cuadros a la vista. Me gusta esa atmósfera obsesiva y repetitiva, la zozobra de realmente no comprender lo que está sucediendo pero sin embargo sentir la necesidad de continuar encadenando imágenes como si nunca hubiese una definitiva. El pequeño formato me resulta operativo y eficaz a la hora de plantear esa acumulación visual. La proximidad de unas obras con otras produce una especie de continuidad temporal que vincula todas las obras a un único cuerpo.

Joseba Eskubi (Rómar, 2013: 25)

 

Situado en el último piso, el más alto de un edificio de viviendas, su estudio estaba originariamente destinado para uso y alojamiento del conserje. Joseba parece no tener un lugar concreto para pintar. Usa todas las habitaciones como pequeños estudios, con varios cuadros de pequeño formato colgados en cada una de sus paredes. Resulta curioso el paralelismo con este nuevo custodio, encargado de velar ahora por unos extraños habitantes.

Pintar es un ejercicio diario basado en repetir y variar. Más que de inspiración, prefiere hablar de insistencia; actividad constante, reflexiva, que tiene siempre algo de aventura y descubrimiento (Pal, 2015). Tampoco parece haber mayor preocupación por el tema, tal y como muestra al manipular los objetos –preferiblemente pedazos o fragmentos de éstos– más comunes de nuestro uso diario; figuras de juguete, piezas de fruta, verdura o un papel arrugado, que por más simple que pueda parecer acaba siendo, como muchos dibujantes del natural comprueban a menudo, una excusa y un motivo enormemente sugerente y rico en matices desde el que empezar a trabajar.

En el grueso de su obra, sin embargo, no usa referente directo alguno del natural y la imagen va tomando forma según se añade pintura sobre el soporte. Los trazos se apilan cuidadosamente unos encima de otros, como ramas y palillos que apoyan su peso. La pincelada no se esconde, es huella del trazo y al mismo tiempo pilar de lo representado. Desde mi experiencia como pintor, el rastro de su pincelada se asocia con el ritmo y la frescura del dibujo; trazo limpio, rápido, constructivo. Actitud y resultado que podrían confundirse con cierta facilidad, si bien se trata de una facilidad disfrazada, que esconde un afán y una fe incansables.

 

  1. Movimiento

There are many inspiring things. Small residues found in soil can hold an entire universe of sensations. Attention is the tool. I don’t use natural models. The painting itself offers many paths and possibilities.

Joseba Eskubi (Jones & Janson, 2014: 79)

 

Sea cual sea la referencia que le ha servido de base para comenzar, el pintor la abandona y ya prácticamente solo se guía por la propia pintura. Entre las manchas busca referencias que alumbren su camino hacia la forma, y si bien lo hace rápidamente, no lo hace con menos cuidado, ya que sabe del peligro de acercarse demasiado a ellas. Por eso, tan pronto como son evidentes huye en otra dirección, las tacha o vuelve a deformarlas. Búsqueda y huida para llegar a una forma que se sostenga por sí misma.

La conexión con el bodegón –vía la carnosidad de Goya, las pastosas cabezas de Philip Guston o la suavidad de Morandi– parece en cualquier caso evidente; elementos normalmente centrados en medio de la composición, ordenados mediante el claroscuro –incluso con su correspondiente sombra proyectada– que al no incidir mayormente en su periferia conservan claramente el contraste con el fondo. Si existieran al natural podrían estar compuestas de partes de órganos de animales, despojos de carnicería, trapos usados y arrugados.

Efectivamente, el bodegón es algo que se coloca, se compone en el espacio y se prevé para servir a cierto punto de vista donde se sitúa el pintor; frutas, telas, calaveras… Se trata también de algo que se encuentra; una montaña de ropa desordenada, unos juguetes tirados en el suelo, el expositor de la carnicería del mercado; objetos de nuestra cotidianidad, apilados y dispersos, y en los que invariablemente encontramos conjuntos, relaciones y composiciones. Pero el bodegón es también algo que surge al pintar sin referente alguno delante de los ojos; una masa de materia que se organiza en el espacio. Joseba Eskubi parece moverse cómodamente en cualquiera de estas tres variantes, si bien cuando empieza a pintar las funde en una misma cosa; el bodegón es algo que se mira. Y es precisamente en esa atención, ese cuidado, donde surge un juego de escalas, y esta especie de bodegones se vuelven mixturas de figuras-paisaje, construcciones frágiles, casi precarias.

La imagen resulta de ese proceso de construcción en el tiempo, pincelada sobre pincelada. Es, por lo tanto, muestra de su propia génesis, no una construcción ajena a la materia. Esa génesis comienza desde el fondo, dividido claramente en dos partes por una línea de horizonte. La superior y más grande recuerda al cielo y al aire. La inferior, más pequeña, remite al suelo, ya sea éste la superficie de una mesa o la de un desierto– madera, tierra, hierba, arena…–. Ése sería el escenario en el que se colocan las figuras, hibridas y ambiguas, que parecen muchas veces olvidadas en el tiempo, desgastadas por los procesos orgánicos –biológicos, geológicos…–.

 

  1. Descomposición

I like to work in a frontier territory where the form might suggest a figure, but at the same time continues maintaining its intensity as something abstract, that causes an immediate sensory reaction. The scenic device of my painting tries to build a feeling that everything is real but all of this story is simultaneously decoded by gestures and strokes that cancel a concrete and figurative reading of the image. I generally work in a serial painting that creates a visual chain on which each piece is attached to the others, forming an insistent atmosphere, with different variations on the same theme.

Joseba Eskubi (Jones, 2017:)

 

Cuando aparece como telaraña o moho, la pintura cuelga como un hilo tan fino como el pincel que lo ha trazado. La mayoría de las veces, sin embargo, la pintura se convierte en una masa que se adhiere a una estructura, sedimentándose en sucesivos estratos; pintar es cubrir, enmascarar, reescribir. El ejemplo más ilustrativo de este hecho lo encontramos en la publicación impresa Insomnia (editorial Belleza Infinita. Bilbao, 2014), que recoge las intervenciones que el artista ha efectuado incidiendo con el pincel sobre reproducciones fotográficas de distintos catálogos de arte y figuras decorativas. Eskubi manipula esas imágenes, recortando fragmentos de las mismas o girándolas, y al pintar sobre ellas llega a lugares parecidos a los que acostumbra a visitar en sus óleos sobre lienzo –bodegones, cabezas, figuras, paisajes…–. Reafirma, así, su interés por el trabajo de la serie a través de la repetición y la variación. Los catálogos no están desde luego elegidos al azar, y las pinturas clásicas que mostraban originalmente guardan una fuerte afinidad con sus pinturas en cuanto a temática y sobre todo color dependiente del claroscuro.

Al trabajar con superficies impresas, el viaje de ida está prácticamente hecho; las fotografías funcionan como fondo y tan solo falta alejarse cuanto antes del referente. La pintura cubre figuras, objetos y estructuras con su manto sucio y pastoso. Capa a capa, el recuerdo de la imagen de base se va enturbiando y se profundiza en la amnesia de algo que renace; entrevemos, entonces, más o menos elementos figurativos –ojos, ramas, manos…– de las imágenes originales, resquicios que nos invitan a imaginar lo que éstas fueron en otro momento.

Mediante esa tensión entre figuración y abstracción parece huir de una narratividad al uso y preferir imágenes ambiguas, más evocativas y sugerentes. Su insomnio contrasta, paradójicamente, con lo onírico de sus figuras tumbadas y se conecta con la actitud del movimiento surrealista al subrayar la importancia del sueño y el inconsciente en la experiencia humana y el arte en particular –la escritura y dibujo automáticos de Breton y Masson, por ejemplo–. Las capas, veladuras y transparencias de sus pinceladas; los pliegues y arrugas del manto en el que se mece su pintura.

 

 

Conclusión

En un momento donde la imagen se mueve a velocidad de vértigo y en cantidades ingentes, Joseba Eskubi elige la pintura, y lo hace con esa naturalidad con la que los orientales funden tradición y vanguardia, sin complejos, sin sarcasmo. Lo nuevo y lo viejo, otra dualidad más que se derrumba. Una práctica con un carácter fuertemente experimental, donde la repetición trasciende la concepción negativa que solemos aplicarle en la actualidad –vía aburrimiento, falta de novedad, etc.–, para convertirse en el motor del fluir y la variación. Rápido y lento, luz y sombra, cielo y tierra, fondo y figura, memoria y amnesia, sueño e insomnio, figuración y abstracción, movimiento y quietud… la lista es interminable.

Kuo Hsi (1974: 67) habla del cambio infinito de la apariencia de una misma montaña, que acompaña a cada paso que damos. Nos advierte, al igual que David Bohm (2008: 28), sobre los peligros de la visión fragmentada, hasta cierto punto necesaria para desenvolverse en el mundo, pero engañosa si se aplica sistemáticamente al conjunto de nuestra experiencia. El punto de vista está siempre condicionado. Es nuestra posición en el espacio y el tiempo la que nos hace valorar algo como lento o rápido, vivo o muerto. El cambio de escala permite distinguir movimiento en lo aparentemente inerte. Una explosión que de lenta se vuelve invisible.

Una pincelada que pesa; una reafirmación de la gravedad. Cuerpos, tierra… materia que Eskubi no tiene reparos en mostrarnos tal y como son: corruptibles y constantemente cambiantes. Es el tiempo plácido y cruel de la carne; imperturbable respecto a cualquiera de nuestros pareceres, testigo mudo de lo que se pudre y renace sin descanso. Una poética de la descomposición como círculo constante, donde la vida es un testigo que pasa de mano a mano.

 

Referencias

Bohm, David (2008) La totalidad y el orden implicado. Barcelona: Kairós. ISBN: 9788472451780

Hsi, Kuo (1974) “Ensayo sobre pintura paisajística.”, en Textos de estética taoísta. Selección y prólogo de Luís Racionero. Barcelona: Barral editores. ISBN: 9788421174043

Jones, Emma E. K. (2017) “Joseba Eskubi – Amorphic Worlds.” Kalbut Magazine [Consult. 2020-01-06] Disponible en URL:http://www.kaltblut-magazine.com/joseba-eskubi-amorphic-worlds/

Jones, Emma E. K. & Janson, Amanda M. (2014) “Joseba Eskubi. Ductility and its ability to créate shades.” Kalbut Magazine.Collection 6: 76-79 [Consult. 2020-01-06] Disponible en URL: http://www.kaltblut-magazine.com/joseba-eskubi-amorphic-worlds/

Pal, Amrita (2015) “Joseba Eskubi. Magic in the Shadows” en Metal Magazine nº 33. Barcelona. ISSN: 1867-3440. [Consult. 2020-01-06] Disponible en URL: http://metalmagazine.eu/en/post/interview/joseba-eskubi-magic-in-the-shadows-amrita-pal

Rómar, Antonio (2013) entrevista a Joseba Eskubi. En Hipnosia. Joseba Eskubi. Catálogo de exposición. Galeria Paula Alonso. [Consult. 2020-01-06] Disponible en URL: http://issuu.com/paulaalonsogaleria/docs/hipnosia_joseba_eskubi_issu

 

It is an equally strange world that can be found in the work of Bilbao-based Spanish artist Joseba Eskubi, though his is one that is attached to reality by the thinnest of threads. Known for his weird and wonderfully amorphous forms, Eskubi is an artist whose imagery is highly evocative whilst never quite becoming the things it evokes. What might be suggestive of a butterfly could also call to mind a ballerina’s dress, the body of an insect might also be a precious item of jewellery, what might be perceived as a bird could equally be an ornament. Curious clumps of matter are presented in surprising configurations, the organic and the inorganic intertwined in such strange ways that the viewer can never be entirely sure if they are looking at something living, something that once lived, or something that has never been alive. They are neither fish nor fowl. There is also the rather disturbing possibility that the things he paints have been brought to life by unnatural means – as if through magic or witchcraft. Indeed, there is something distinctly totemic, or talismanic, about many of Eskubi’s paintings ­– feathers and hair, fabric and stones, limbs and flesh conspiring to suggest exotic fetishes from civilisations unknown.

 

In many works, these mysterious objects float in the air, suspended against a backdrop of pure or muddied colours – from black to putty, murky pink to rusty orange, dingy blue to sickly yellow. On other occasions, the objects are set in a landscape of sorts, with almost abstract bands of land, sea, horizon and sky variously merging and separating. While the Earth offers great variety in the colours of the natural environment, the geology of Eskubi’s landscapes often feels to be not of this world, as though we are looking at the surfaces of planets in distant galaxies. In some instances, the viewer is left to ponder the scale of the imagery depicted – are we looking at a large object in the distance, or a small object close up? As our minds struggle to rationalise the object itself, our understanding of the environment surrounding it is destabilised, resulting in conflicting sensations of intimacy and detachment, proximity and perspective. Similarly, the viewer would be justified if they felt uncertain as to the weight of Eskubi’s creations – some heavy-looking forms appear to float with ease, while other lighter-looking things seem to hover just above the ground, or to be on, or buried in, the surface. Rocks that might be animals, fantastical creatures that might be masquerading as flotsam and jetsam from the delirious mind of a rogue taxidermist, and billowing apparitions that threaten to take on human form are just part of Eskubi’s lexicon, a language of amorphous matter evolving towards the biomorphic and anthropomorphic, a language of odd dreams on the cusp of turning into nightmares. These things, these beings, are often so close to being human they appear to have the proportions of the body, complete with limbs, heads and sometimes even faces, yet there always remains something not quite human, not quite fully conscious about them. As could be said for all of the artists in this exhibition, there is a sense in Eskubi’s work that we are not looking through rational eyes at the real world, but rather through a filter of sleep, or of the subconscious, or of fantasy. In painting we are perhaps always looking at an illusion, and even in the darkest corners of abstraction, we are inevitably entering a liminal space that is just beneath reality.

 

‘Art exists because reality is neither real nor significant.’

–J.G. Ballard[i]

[i] ‘JG Ballard: Theatre of Cruelty’. Interview with J.G. Ballard by Jean-Paul Coillard, Disturb ezine, 1998 http://www.jgballard.ca/media/1998_disturb_magazine.html (accessed 24 July 2018)

MATHEW PRICE

Texto para la exposición : Just Beneath Reality, 2018

Marina Gisich gallery, San Petesburgo

 

 

Group Exhibitions

 

2023

NO COMMENT

Ohsh projects, London. Guest Curator: David Cooper

MAÑANA INCIERTO

Dunferline, Fire Station Creative, Scotland Curator: Txema Aguiriano.

2021

 

NEEDLES IN THE HAY
(Curated by Sasha Bogojev for The Curators Room) The Curators Room, Amsterdam.

NORTHERN AFFINITY- ARTISTS FROM LAPLAND AND BASQUE COUNTRY.Galleria Napa and Studio Mustanapa, in Rovaniemi, Finland.

Ya no baila la luz en mi sonrisa. Capítulo I. Piel, Ana Mas Projects, Barcelona.

‘IntruSOSudurluzeak’ Bizkai Aretoa, Bilbao

‘Zentzua eta sentsua’ Sala Municipal de Exposiciones de Barakaldo/ Bizkaia Aretoa

«Variaciones sobre el bodegón de el cardo de Sánchez Cotán» Galería Fúcares, Almagro.

2020

Pan·de·mì·a. Oratorio de San Mercurio, Palermo. Curatori: Adalberto Abbate, Maria Luisa Montaperto

20 cuerpos/ 20 artistas. Museo de Reproducciones de Bilbao.Comisario Fidel Díez Mesa.

2019

Feria FIG, stand Espacio Marzana, Bilbao

SACROSANCTUM, NESXT, Turín

Gli Animali, a cura di Adalberto Abbate. Spazio Rivoluzione, Palermo.

Propuestas para una colección. Galería Fúcares, Almagro.

Urdina. Okela Sormen Lantegia, Bilbao.

Feria JustMad, stand Galería Estampa, Madrid.

 

2018

 

JUST BENEATH REALITY. Marina Gisch gallery, San Petesburgo.

 

DIAMONDS IN THE ROUGH.  Curators: Alexander Tinei, Brigitta Mulad /ArtMill.

SzentendreHungary

 

REALMS II, 100 artists curated by Jon Vaughn. Gordon Snelgrove Gallery, Saskatoon, Canadá.

 

139 x NOTHING BUT GOOD. PARK, Platform for visual arts, Tilburg.

 

UFO, galería AIRE, Bilbao.

 

2017

TWO SIDES OF THE COIN. Galerie Greulich, Frankfurt.

THE ENCRYPTED FORM, Størpunkt gallery, Munich.

ALFONSO &HIS FRIENDS, Galería Juan Manuel Lumbreras, Bilbao.

CORPUS, Saaci gallery, Saviano, Nápoles.

COLECCIÓN DE BOLSILLO, Galería Estampa, Madrid.

Volta Art Fair, New York. Stand galería Knight webb de Londres.

Feria Art Madrid, stand galería Estampa.

 

2016

DARK MATTERS, Temporary Art Centre, Eindhoven

“Dream” Knight Webb Gallery, London

Feria Estampa, Galería Estampa, Madrid.

“Destinesia” curated by DH Dowling, Stephen Romano Gallery, New York

2015

“Zwiegespräch II” – Dominik Zehnder und Joseba Eskubi.Galaria Fravi, Domat/Ems, Switzerland

delicARTessen 14, Galería Esther Montoriol, Barcelona

“Night on earth” Collegium Hungaricum, Berlin.

2014

“Grand Opening ” Artdocks Gallery, Bremen.

delicARTessen 13, Esther Montoriol Gallery, Barcelona.

“ENCAPSULADOS” Casa Sostoa, Málaga.

KONTVENTPUNTZERO 2014, Silenci abans de Bach, Cal Rosa (Catalonia).

2013

PULSE MIAMI, Mirus Gallery, Miami.

“NOT NOW” , Galerie Wolfsen, Aalborg, Denmark.

ART COPENHAGEN, Galerie Wolfsen,

“DREAMTIME: NEW SURREALISM”, Mirus Gallery, San Francisco.

PINTA Art Show . Galería Paula Alonso, London

“IN TRANCE”, Schafhof, Freising – European House of Art,  Upper Bavaria

“VIEKZUVIEL” Galerie Baum Auf Dem Hügel, Berlin.

“SMALL WORLDS”, Galerie im Park, Bremen

“DINA A33” , Louis 21 Gallery, Palma de Mallorca.

“VERFHOND´S 2013 INTERNATIONAL PAINTING SHOW”, Brouwersgracht 151, Amsterdam.

2012

“JULEUDSTILLING”, Galerie Wolfsen, Aalborg, Denmark.

“HIGH ON LOWBROW”· Galerie Wolfsen, Aalborg, Denmark.

“A SMALL EMBASSY OF LIVING PAINTERS” Galería Appels , Amsterdam.

2011

“55 EN KRISIS”. Krisis Factory Galllery, Bilbao.

“THE 22 SHOW” 22 Magazine. Café Orwell,Brooklyn NY.

2010

“DIGESTIONES”. Catálogo General/Epelde & Mardaras Gallery, Bilbao.

2009

“ESPEJO CANALLA”. Artificial Gallery  . Madrid.

“ARTISTAS DE LA GALERÍA”. Epelde&Mardaras Gallery

 

Solo Exhibitions

2019

 

NESMO, galería Espacio Marzana, Bilbao

MANO, Galería Estampa, Madrid.

 

2018

 

“Just Beyond Reality” Dc3 art projects, Edmonton, Canadá.

“Crepusculares” . Halcón Milenario, Vigo.

“Ello es esto”. Alkolea Beach, Donostia.

 

2017

“Lesas de Merlo” , Galería Estampa, Madrid.

2016

“Mo”, Galería Esther Montoriol, Barcelona

2015

“EN PASSANT” Galería Artdocks, Bremen.

“SACROSANCTUM”, Oratorio di san Mercurio, Palermo.

2013

“HIPNOSIA” Paula Alonso Gallery, Madrid.

2012

“INSOMNIA”. Sala Rekalde, Bilbao.

Galería Alegría, Barcelona

La sonrisa de la Ballesta, Madrid.

Conde Mirasol 1, Ehu-UPV

2010

Jamete Gallery , Cuenca.

2008

Epelde&Mardaras Gallery, Bilbao.

2005

CENIZA, Muelle 27 Gallery , Madrid.

 

2002   

Galería Bilkin , Bilbao.

 

1997  

Galería La Brocha , Bilbao.

 

1994    

VIRUS.Aula de Cultura de la BBK, Elcano, Bilbao.

Casa de Cultura de Gallarta.

 

1993             

Casa de Cultura de Muskiz.

 

1992              

Galería La Fundición , Bilbao.

 

 

 

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